Vacaciones. Vacaciones breves, pero vacaciones al fin y a cabo. Días de ocio que a principio de Enero son eternos y llegando a mediados de Febrero se hacen largos e interminables...
Acá en Mar del Plata la gente pulula por todos los lugares y, como suele suceder, agobia al pobre turista que desea buscar un poco de paz y tranquilidad en estos días de descanso. Pero eso le pasa por no irse a Santa Clara de Mar o Miramar...
A mi ya no me molesta tanto, no se si porque cada vez acepto más mi condición de animal de ciudad o porque el haber venido (casi) todas las vacaciones de verano desde crío me terminaron curtiendo
Pero "la feliz" tiene algo atrapante y aunque todavía no puedo explicarlo me termina arrastrando por lo menos una vez al año, fuera o en temporada. Probablemente sean los sabores, que si bien no son muchos si son únicos, como los sorrentinos gratinados de Montecatini, los churros de Manolo o el cannoli de Heladería Italia (el alfajor Havanna perdió su categoría desde la invasión de franquicias en Capital)
Mil cosas podría contar, pero la repetitiva escucha de Callejeros en los parlantes y los infantes frenéticos que juegan al Counter Strike me sacan de quicio.
Porque pueden ser vacaciones, pero nadie dijo que no podían encontrarse excusas por ahí
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