lunes, abril 18, 2005

Algo (O como me animé a publicar un escrito mío en mi blog...)

Ninguna de las diferentes experiencias que tuve escribiendo llegó a buen puerto. Mi principal enemigo como escritor (o, mejor dicho, "escritor") es la falta de inspiración y el repentino bloqueo que no deja que la idea termine de surgir, florecer o desarrollarse.
Aún tengo mis dudas si podré obtener algún resultado, sin embargo me siento en la computadora para comenzar a escribir algo. Algo ni muy grande, ni muy chico; ni muy simple ni muy rebuscado; simplemente algo. La computadora se enciende, carga el sistema operativo y, tras seleccionar el procesador de texto correspondiente, me dedico a buscar una idea.


Ya hace cinco minutos que estoy mirando un guión titilar, a la espera de la primer palabra y eso no ayuda para nada. Ahí es cuando me pongo a pensar que un simple "palito titilante" me está presionando de una manera psicológicamente mezquina. La nada, representada por esa "hoja" en blanco, parece no estar dispuesta a perder su inmaculada forma, y menos ante la invasión de cientos de miles de bits que representan letras.
Alguien alguna vez me dijo que en el caso de no tener una idea, lo mejor es empezar a escribir todas las palabras que se me pasaran por la cabeza, hasta llegar a algo conciso; pero en este caso me es imposible divagar mientras tipeo, así que descarto esa técnica y me dispongo a seguir buscando.

Tras varios minutos de ideas inconexas creo que logro dar con una idea: Voy a escribir sobre alguien que se replantea una relación fallida mediante una conversación telefónica con esa pareja. Esta una idea que no suena original, pero con un poca de esfuerzo y dedicación es posible que funcione. Escribo algunas frases y tras llegar a la mitad del tercer renglón me doy cuenta que no tengo una trama concisa, al menos algo que cubra un largo espacio antes de arribar a la trama principal. Pienso entonces que tendría que empezar por esa trama principal; el ya estaba hablando por teléfono con ella y en el medio de esa conversación ambos empiezan a intercambiar ideas sobre lo que falló entre ellas.

Me detengo a pensar un poco mas y me doy cuenta que soy muy malo para expresarme en los diálogos. Las veces que quise escribir guiones fallaron por eso; ningún dialogo tenía sentido, ninguna trama era lo suficientemente consistente y los personajes no parecían reales, al menos les faltaba algo. Ahí creí llegar a otra idea. Este era el momento para demostrarme que no solo podía lograr escribir algo, sino que podía conseguir llevarlo al formato de guión.

Aproveché que estaba en la computadora y abrí algunos guiones ajenos que tengo guardados. Analicé las estructuras, los diálogos y los personajes para tomar ideas y conseguir una estructura base. Imaginé como podían ser los personajes, les di nombres suficientemente comunes y describí los dos escenarios en los que transcurriría la trama. Pero en el momento de empezar el dialogo algo fallaba. Así que borre lo que tenía escrito y, a duras penas, opté por descansar un rato, con la esperanza de encontrar la inspiración en el silencio...


Es totalmente inútil; no surge nada interesante si lo suficientemente atractivo para continuar con esto. Pienso de nuevo en aquella técnica que consistía en escribir lo que a uno le viniera a la mente hasta llegar a algo concreto. Tímidamente empiezo a escribir todo, absolutamente todo lo que estoy haciendo y de repente creo que logro algo. Algo ni muy grande, ni muy chico; ni muy simple ni muy rebuscado; algo al fin. ¿Es posible que la solución a mi falta de inspiración sea escribir sobre mí tratando de escribir algo?

Es una idea casi interesante y bastante rebuscada, pero como me siento identificado con esos términos. Pienso un momento y escribo todo lo que pasa por mi cabeza, lo que sucede a mi alrededor y, de repente, veo como mis frenéticas manos traducen mis pensamientos en meras pulsaciones en un teclado. Paro de escribir y al ver un texto de considerable tamaño me replanteo si esta es una idea lo suficientemente buena como para seguir desarrollándola. Sin embargo le doy importancia a eso y, no solo continuo escribiendo, sino que describo mi duda ante el escrito tal como sucedió. Dejo escribir de nuevo, leo la frase, pienso y, como si me horrorizara ante lo que veían mi ojos, detengo por completo la escritura. Cierro el programa sin guardar la información y apago la computadora.

Dudo mucho que la idea hubiese prosperado; había demasiada descripción y realmente hubiese sido un tanto aburrido para leer. Además, para ser sincero, creo que es demasiado estúpido escribir un cuento sobre sí mismo tratando de escribir un cuento.


¿Usted no lo cree?



UPDATE (20/04/05): Nunca ví Adaptation. No fue mi intención plagiar Adaptation. Ahora, por favor, no me acusen de robar la idea de Adaptation...
SI USTED LEE ESTO ES QUE ESTA BUSCANDO A LUCIANA SALAZAR
MALA SUERTE, ACABA DE IRSE...